Un método es comprimir la imagen: la compresión reduce el peso del archivo sin cambiar el tamaño de la imagen, pero la calidad de la imagen puede empeorar a medida que aumentas la compresión y "pierdes" algo de información de la imagen.
La otra técnica es achicar tu imagen, disminuyendo la cantidad de píxeles que la componen, lo cual también reduce proporcionalmente la cantidad de bytes necesarios para guardarla. Reducir el tamaño de una imagen no empeora la calidad, pero puedes perder algunos pequeños detalles cuando se vuelven demasiado pequeños.
Las fotos tomadas usando cámaras y celulares modernos tienen normalmente más de 6 millones de píxeles, pero luego las vemos en pantallas que tienen tan sólo unos 1.5 millones de píxeles. Eso significa que terminamos viendo una versión mas pequeña de la verdadera imagen (sólo usamos todos esos píxeles al ampliar o imprimir la foto). Entonces si achicamos una imagen, disminuyendo el ancho y el alto a la mitad, la imagen tendría un tamaño similar a las pantallas modernas, pero pesaría u ocuparía un 75% menos.
Cuando tengas una imagen gigante, recomendamos achicarla a aproximadamente 1900 x 1100 píxeles y usar JPG con 95% de calidad. Así obtendrás una imagen versátil y de gran calidad, que podrás enviar a un amigo o subir a las redes sociales en segundos.